La ansiedad y la angustia son estados universalmente experimentados por el ser humano, la primera se caracteriza por la anticipación de peligros inexistentes en el presente y la segunda tiene más que ver con el pasado, con las experiencias del individuo, por lo tanto, ambas en grado moderado tanto en intensidad como en frecuencia y duración son consideradas normales.
En la ansiedad y la angustia se evidencian cambios en el estado de ánimo y en el aspecto físico.
Desde mi punto de vista la ansiedad se caracteriza por agitación e inquietud, muy parecida a la respuesta física ante una situación de miedo real. Al igual que el miedo, en grado moderado es una respuesta adaptativa , una ayuda que permite al organismo resolver problemas puntuales. A veces la ansiedad puede transformarse en miedo cuando este se proyecta sobre un objeto identificado que pasa a ser la causa.
La angustia por otra parte es inmovilizadora y conlleva una incapacidad de actuar voluntariamente, también puede ser adaptativa, dependiendo del grado. El término angustia hace referencia a algo angosto, difícil de transitar.
Antes escribí que la ansiedad y la angustia son estados, no obstante también pueden ser rasgos del individuo que surgieron en algún momento del desarrollo de la personalidad.
En Gestalt hablamos del Ciclo de Satisfacción de Necesidades. Estos ciclos forman un continuo en nuestras vidas, se cierra un ciclo cuando se satisface la necesidad que lo originó y se abre otro con una nueva necesidad. Hay muchos de estos ciclos que son difíciles de cerrar (algunos añejos), porque inconscientemente interponemos mecanismos de defensa en alguna de las etapas del ciclo.
Tanto la ansiedad como la angustia son manifestaciones de un bloqueo de la activación de uno de estos ciclos en alguna de sus etapas.
La terapia Gestalt a través de diferentes técnicas, tanto a nivel individual como grupal promueve el reconocimiento de esos bloqueos (darse cuenta), brindando recursos de apoyo hasta que el cliente pueda apoyarse en sí mismo.

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