Esta práctica procedente de las artes marciales chinas, tiene varias virtudes, una de ellas es
haber cambiado su esencia, para pasar de ser un instrumento utilizado en la lucha, a promover
el desarrollo personal en forma integral. Su cualidad de meditación en movimiento, con
desplazamientos suaves, permite al practicante, concentrado en la respiración, estar presente
primero que nada, aquietar la mente, alcanzar el equilibrio y fluir con naturalidad.
Según se cree sus posturas y movimientos proceden de la observación de ciertos animales.
Como ejercicio físico tiene la característica de ser suave, siendo adecuado para una amplia
gama de personas de diferentes edades, desde niños hasta adultos mayores.
En su aporte al desarrollo mental y emocional se destacan: el aumento de la memoria, la baja
de la angustia, de la ansiedad y del estrés.
Para personas que practican este arte, en aspectos menos tangibles como el desarrollo
espiritual, éste se evidencia en el aumento de la empatía y la capacidad de conexión con otros.

Abrir chat